20.7.15

Oficina de conversación (que luego retitulé como: Un singular nosotros) / Bisagra / Lima, Perú / 2014


En términos generales, la idea consiste en provocar una experiencia tanto empática como auto-reflexiva entre los participantes a través de la conversación.
En un primer momento, la acción consiste en conversar en parejas; registramos dicha conversación en audio.  Algunos temas de conversación son propuestos por nosotros y otros podrían surgir de los participantes. Existe también la posibilidad de no tener tema sino que éste cambie varias veces a lo largo de la conversación. Idealmente, las personas conversan con un compañer@ por primera vez.
En un segundo momento (al día siguiente o uno o dos días después), los participantes regresan al lugar para concluir con la actividad. 
Aquí algunas preguntas sugeridas para las conversaciones:
1-¿Qué te hace libre y por qué?
2-¿Cómo contarías la historia de tu vida en relación a los lugares en donde has vivido?
3-¿Cómo te imaginas que será esta ciudad en 50 años?
4-¿Qué es un país?
La posibilidad de ponerse en el lugar del otro:
Tras pedirle a los participantes que dialoguen en parejas durante aproximadamente una hora, grabando en audio las conversaciones (en el primer día), transcribimos (o mandamos a transcribir) esos audios separando lo que cada persona dijo en dos grupos de textos. Una vez terminado este proceso, les entregamos a cada participante la transcripción de lo que el otro dijo, pidiéndoles que conversen nuevamente leyendo sus nuevas partes. De esta manera, un participante será capaz de escucharse a sí mismo en la voz del otro y a su vez, podrá decir lo que la otra persona enunció. 
Finalmente, discutimos entre todos la experiencia. 
Si tuviéramos la oportunidad de ser otra persona o ser vivo durante un sólo instante de nuestra vida, creo que este mundo sería muy distinto. En general, vivimos obsesionados con nosotros mismos, deseando definir quiénes somos y señalizar muy bien nuestros límites e intereses. Cuando conversamos, es mucho más el tiempo y energía el que invertimos en pensar en lo que vamos a responder o decir que en prestar atención a lo que el otro intenta decir cuando se expresa. Creo que esta dinámica sirve para hacernos perder un poco el equilibrio y para mirar y mirarnos desde otra perspectiva.

Aquí algunos fragmentos de lo que se logró discutir al final de la sesión (no colocaré quién dijo qué idea sino sólo las ideas):
-Ponerte a conversar con alguien que no conoces. Entrar en confianza rápido como si fuera una conversación con alguien que conoces desde hace mucho tiempo.
-Escuchar lo que tú mismo dices es bien extraño.
-Ver también en las transcripciones que todo el rato estaba elaborando algo yo, y ella estaba elaborando algo ella, y claro, habían puntos de contacto y puntos de cruce pero se nota claramente que yo sigo elaborando lo mío después de que ella termina de hablar.
-También que al momento de leer, imaginas que esas ideas podían ser tuyas, aunque no son tuyas.
-Ahora que las leí, entendí algunas de las cosas que ella me estaba diciendo que ayer no entendía.
-Elaborar tu propio discurso te cuesta bastante energía y tiempo, te quita de tu atención y no terminas de entender del todo lo que el otro te está diciendo.
-Lo que el papel revela es cuánta mesura hay que tener en la distribución de energías.
-A ratos me doy cuenta que estoy siendo grabada. Me obligan a ser más consciente al saber que esto va a ser transcrito luego.
-Yo no sé si había sido la intención pero también esto puede ser un quehacer literario.
Cada uno tiene su dicción, su instrucción.
-Me di cuenta cómo es importante la mirada en una conversación.
-Una oportunidad para decir, bastante que quería decir. Una oportunidad para escuchar y para ser escuchada.
-Le comentaba a T que es una de las primeras veces que me pasa que escucho lo que he pensado, lo que dije, y siento que estoy bien de acuerdo con lo que pienso y confirmo lo que pienso. Entiendo mucho más lo que pensaba.
-La mejor versión de mí es cuando estoy siendo registrado y eso me pone en una situación moral de tener que reconocer que, bueno, eres bueno cuando te están observando pero cuando no, entonces la cagada.
-Se hicieron amigos ¿no?
-A mí me gustó la primera parte, de la experiencia que te permite ver de qué manera te relacionas con una persona.
-Como fue planteado el evento, esta idea súper misteriosa y mística de experimentar ser otra persona, me parece que todavía no ha llegado a ser.
-Si se intercambiaran los papeles (…) pero la persona realmente se familiarizara con el discurso de la otra persona, con el texto, y fuera una especie de representación, entonces sí habría una transferencia y comunicación.
-Al estar tú leyendo lo que otra persona ha dicho entonces tienes la oportunidad de tener otra postura, otra situación con respecto de lo que haz dicho.
-¿Qué tal si leemos lo que otras personas han conversado?
-Me parece muy bonito, como valor, generar esos lazos que pueden ser de amistad.
-Estaba pensando, escuchándolos, en varias posibilidades. Si esto dura por ejemplo, una semana y al siguiente día, antes de lo que han hecho hoy, por ejemplo, tienen que tratar de recordar entre los dos, qué han dicho el día anterior antes de ya, efectivamente, tener las conversaciones y ver qué sale de eso. O también, cambiar de parejas y contarse de qué han sido sus conversaciones.
-Puede pasar que ves si estabas de acuerdo o no con lo que habían dicho o también ver cómo cambian las versiones de lo que uno cuenta de sí mismo según con quién estás hablando o según la situación en la que estás, que es lo que hacemos todo el tiempo. Todas estas facetas con las que nos movemos.
-Las personas, como una posibilidad de viaje.
-Situaciones donde promover la franqueza como una posibilidad de cambio.
-Yo creo que todos en algún momento hemos sido víctimas de no ser oídos. Hablas y no te escuchan ¿no?
-Es una necesidad tan primaria como puede ser comer o beber.
-Sobre todo, cómo puedes ser la otra persona. Aunque ahora yo leía tu texto (a pesar que no estaba separado sino todo junto con lo que yo dije), igual por ratos yo me sentía tú [se lo dice a otra participante] porque me acordaba cómo lo habías dicho, me acordaba de cómo te entendía cuando te escuchaba.
-Yo pensaba también en esta situación de por un microsegundo dudar si estás de acuerdo con lo que acabas de decir el día anterior y cómo eso te confronta justamente con la ausencia de fijeza y la ausencia de unidad del ser, sino con toda la multiplicidad de posibilidades que tenemos para ser cada día. Percibir eso y poder explorarlo y compartirlo y discutirlo, repetirlo o trabajarlo, creo que es súper liberador porque es realmente necesario reconocer eso y apropiarse de esa falta de rigidez con respecto a uno mismo, no considerar eso como un defecto sino abrazarlo, reconocerlo como potencial. Creo que es liberador y ayuda a comprender a las otras personas porque dejas de exigirles a otros ser predecibles y consecuentes con ciertas cosas y puedes no exigírtelo a ti mismo. Muchas veces somos prisioneros de ese tipo de cosas que esperamos ser y esperamos que otros sean de acuerdo a lo que han sido o han dicho. Aquí en Lima eso es muy fuerte.