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21.7.15

Nuestros nosotros / Galería Ignacio Liprandi / Buenos Aires, Argentina, 2015



En 2012 hice La Mesa de Breton, una mesa triangular con preguntas diversas impresas en su superficie. Cada segmento de la mesa correspondía a una pregunta. El público se vinculó entre sí al conversar; se les sugirió escribir sobre la mesa la respuesta que le daba la persona con la que cada quien charlaba.  La reducción del ancho de la mesa, acercaba los cuerpos, a medida que las preguntas se hacían más íntimas.  
En esta nueva versión, los cuerpos no sólo se acercan entre sí sino que cambian de postura, hacia el suelo. Se llama: “Cómo desaparecer una mesa”.

Las preguntas de los diez segmentos de la mesa son (de la parte más ancha a las más delgadita):
¿Qué pasa después de la muerte? 
¿Qué es la abstracción?
¿Qué es un ser humano? 
¿Cómo rediseñarías la manera de medir el tiempo? 
Di todo lo que puedas acerca del amarillo.
¿Qué es un país?
¿Qué es esta mesa?
¿Que idea consideras realmente tuya?
Cuenta tus desdichas
¿Qué piensas de la persona que tienes enfrente ahora?

En el mismo espacio mostré también una serie de dibujos que tienen que ver con la experiencia de dialogar (en varios niveles, no sólo el conversacional).



Mesa con escritos de los visitantes.



Los marcos tenían un detalle pequeño: eran más gruesos de un lado que de otro, como si fueran un interruptor de prendido y apagado. Pensaba en el balance constante que se da cuando nos vinculamos. Además, las paredes de la galería eran casi todas diagonales lo que en ocasiones acentuaba este detalle.
Mesa de centro bajo. Otra mesa para crear proximidades diferentes a las cotidianas.





Por último, les dejo este hermoso texto que escribió Esthel Vogrig (coreógrafa) imaginando la exposición (desde México):


Con tus propias manos / Espai 13 - Fundación Miró / Barcelona, España 2014-2015

Con tus propias manos (Fundación Miró, 2014-15), aparentemente no partía directamente del butoh, pero tuvo naturalmente su influencia. El cuerpo como un molde (noción de butoh) que se llena de ideas e imágenes que detonan movimiento, mismo que genera nuevas imágenes, ya sean nuestras o que vienen de otros o del exterior, me llevó a la idea de pensar en la exposición como ese cuerpo-molde que puede ser llenado de ideas del público, que los lleva a moverse y tocar, sin que una única temática protagónica permee la lectura espontánea y totalmente abierta de una muestra. El cuerpo de esta propuesta estuvo formado a partir de la historia de una vida, la vida de una persona a quien conozco. Pero esta fuente no se menciona, sirve de centro gravitatorio para la generación de formas e imágenes evocadoras. El espacio y los objetos brindan la posibilidad del descubrimiento en varios niveles (individual y colectivo, formal, narrativo). Estaba la idea de la “aparición” de los objetos, de lo dado y lo recibido, pues el público se transmitía de un lado a otro de un muro o membrana (ver las imágenes), aquellas unidades de sentido. Algunas ideas centrales fueron: 
-poder pasar algo de mano en mano
-tener una percepción táctil de los objetos
-confiar en el público
-dar un espacio para la empatía, la resonancia pero también para el extrañamiento
-la posibilidad de ocupar las ideas de otros, hacerlas nuestras como una manera de aprender.
-la dispersión y metamorfosis de una idea en la mente de un grupo de personas: el sentido en transición.
-crear algo desarticulado que el público articula dando pie a lo inesperado. 
-que la organización de los objetos cambia pero el sentido de base sobrevive como vestigio.
-la exposición cobra completa vida cuando es usada y lleva a pensar en los límites de la participación, en la relación entre público e institución. 

En una visita grupal, un joven preguntó algo como: ¿puedo llevarme algo, quemarlo o romperlo? De hecho, varios jóvenes sí se llevaron una pieza, la hicieron pasear por sus casas y escuela, algunos otros sumaron objetos suyos al conjunto.

Entrada a la sala. Un muro de tela dividía el espacio en dos (diagonalmente). Se debía decidir a qué lado pasar
En la tela habían “ojales” por los cuales se podía pasar objetos de un lado a otro.
Dibujos sobre tablas de madera entintadas
Algunas piezas resultaron estar al alcance de los niños
Una figura tejida que se podía colocar sobre el cuerpo como un poncho
Still de video que se proyectaba de un lado del espacio. En él, dos personas “conversan” intuitivamente a través de mover objetos en un superficie. Hecho en colaboración con Laura Alderete

Creo que es importante decir que cuando elaboré este proyecto, necesitaba, por un lado, encontrar un espacio de descanso para mi mente  y por otro lado, crear y reforzar vínculos. 

Para descansar de preocupaciones y tristeza hice las figuras de papier mâché junto a mi papá, en Lima. Fueron días-mantras de tranquilidad artesanal en donde no fue relevante que las figuras quedaran “bien” sino que estuviéramos juntos. Lo menciono porque creo que los objetos terminaron siendo accesibles al público por esta razón. Si hubiese puesto énfasis en la factura de los objetos, incluso en el caso de que hubiese elegido una estética naif (ante la cual tengo mucha reserva), no habría funcionado igual, el estado de ánimo en el que me encontraba, me permitió soltar expectativas.

Fue muy importante haber trabajado en torno a la vida de mi amiga porque aunque esa dimensión narrativa estuvo muy presente (aunque no “expuesta” como información), trabajar sobre algo tan delicado como una vida me permitió entender un poco mejor cómo los artistas debemos hacernos responsables de lo que pensamos y compartimos. Fue tremendo presentarle el proyecto a mi amiga y dialogar a partir de sus reacciones. Me hace mucho sentido hacer arte para personas específicas lo que no excluye que éste a su vez sea objeto de una más amplia exposición ante un público mayor.

Por otro lado, la exposición estuvo enmarcada en el proyecto Lesson 0, del colectivo Azotea (Juan Canela y Ane Aguirre). En torno a la exposición se hicieron varias actividades de interacción con el proyecto. Aquí el link al mismo: 
Y a Pedagogías de Fricción (programa de mediación pedagógica de Lesson 0)
https://pedagogiesdefriccio.wordpress.com/
MMS blog de Fundación Miró:
http://mmsfundaciomiro.blogspot.mx/2015/03/institut-bellvitge-lespai-13.html

Gracias a Juan Canela y Ane Aguirre por la invitación, al equipo de la Fundación Miró, en especial al del Programa Educativo del museo que recibió con mucho entusiasmo la propuesta, al equipo de Pedagogías de Fricción, a Juande (artista y asistente de montaje), a mi papá, a Benjamín y amigos en España, a Laura Alderete y familia, a Oscar Garduño, Isabelle, Álvaro, Juan Pablo y Carlos (Paca), a 80M2 por las gestiones, a Pablo Pérez Palacios por las buenas decisiones, a Priscila por el diseño del poster!

20.7.15

Segunda parte: La apertura sin fin produce círculos / Endless Openness Produces Circles, Kunsthalle Basel, Basilea, Suiza / 2014


Entonces... En este proyecto abordé la apertura como una posibilidad para la empatía, esa era la idea. La exposición fue consecuencia de reflexionar acerca de lo siguiente: ¿Cómo crear un espacio que invite a pensar en lo que significa cambiar de idea y permitirse ser transformado por otros y/o por el entorno? El cuerpo abierto permite el intercambio o incluso la superposición del adentro y el afuera (noción que viene del butoh, referencia que comenzaba a hacerse presente en la instalación que hice en Bogotá en 2013). 

Existe un flujo entre los espacios vacíos en forma de cuerpos y los espacios que estos cuerpos ocupan, una simbiosis entre cuerpo y espacio. La apertura implica así mismo la mezcla o incluso la confusión de lo humano con lo no-humano. 

Conversé con algunos amigos sobre su experiencia de vivir en una o varias casas, habitarlas en diferentes períodos de la vida y convertirlas en espacios afectivos.

Cito uno de los testimonios de una amiga francesa que me contó sobre una casa de campo que tiene su familia, una casa que se llama ”La Roche” (La Roca):

“La Roche justamente para mí representa lo que está “afuera”, eso viene de este lado de la familia. Nosotros tenemos la necesidad de respirar, de ver, La casa está en una roca. Una pared es una roca de verdad. Cuando llueve afuera, llueve en la Roca (…) A partir de Octubre, en invierno, cerrábamos la casa hasta abril (…) entonces había mucha humedad y muchos animalitos que entraban. Tiene que ver con eso del afuera, cuando la naturaleza entra en el hogar nada se puede conservar.(…) La Roche no tiene dirección. Es un lugar-dicho, no tiene dirección, tiene nombre. La Roche no tiene un cartel que señale donde está, es como si no existiera, jugamos a eso. No vale nada, pero me he dado cuenta del tesoro que tenemos, no tiene valor: un lugar que no tiene valor es lo mejor.(…) ¿Por qué viajo? Es porque tengo esta casa.”

Este dibujo no estuvo incluido en la exposición pero también nació de esa conversación que cito aquí.




Desde ese punto partí para hacer una serie de dibujos en donde la ambigüedad de la línea nos hace ver un volumen al mismo tiempo que un espacio, donde formas abiertas conectan al cuerpo con el espacio, donde objetos y humanos se intersectan, donde línea y papel y papel y espacio se encuentran en una relación física. La instalación de la ventana, que se podía mover reconfigurando el espacio entero de esa sala (incluyo dos imágenes), era un elemento que conectaba el interior y el exterior.  Los murales también se abrían al blanco del muro dialogando con la arquitectura de la sala, con su amplitud y su luz.  

Pablo Pérez Palacios, arquitecto, colaboró intensamente en este proyecto. Su lucidez y energía entusiasmante quitaron todo lo innecesario o caprichoso a mis ideas y si yo lanzaba una idea, él lanzaba otra. 

Mi contacto con la danza butoh es reciente pero me ha marcado profundamente pues me reafirma en la idea de que es en el cuerpo donde se dan los vínculos profundos. La danza butoh, según Tatsumi Hijikata, bailarín japonés y su fundador: “es sólo un medio de investigación para algo más esencial”. El butoh surge a mediados del siglo pasado; en palabras de Joelle Gruenberg (bailarina y amiga peruana): “(…) está ligado a un momento histórico, la Segunda Guerra Mundial. Hiroshima y Nagasaki. Se cayeron básicamente todos los paradigmas de esa sociedad (la japonesa), todas las cosas en las que ellos creían”. Desde este punto cero, Joelle pregunta: “Si todo NO, ¿qué cosa SÍ?  Si todo se destruyó, ¿qué queda? El cuerpo en movimiento es lo más cercano que nosotros tenemos para preguntarnos por la vida”. 

Finalmente pensé en todo el espacio como un espacio abierto, móvil. Dibujé sobre los muros, abriendo las formas, permitiendo que el vacío del muro ingresara en ellas. Incluso los marcos de los dibujos en la segunda sala estaban abiertos (siendo que los marcos convencionalmente se usan para proteger las obras de arte). La tercera sala tenía una ventana que intervenimos, colocándole unos marcos que era posible mover y cruzar (como si la ventana nunca permitiera ser cerrada).

 
 
 
  
 
 
 
 
 
 
 

Agradezco la invitación de Adam Szymczyk, la labor de Fabian Schöneich, la gratísima colaboración de Pablo Pérez Palacios, 80M2, Livia Benavides, el buen ánimo de Klaus Haenisch, Ruth Kissling, Beatrice Hatebur, Herbert Rehbein, Roman Straub,  Angela Cerullo, Giorgio Bloch, Abraham Cruzvillegas, José Reyes, Rodrigo Hernández, Donyoung Lee (que diseñó de la invitación y el cartel) y muchas otras personas que hicieron silenciosamente mucho trabajo para llevar esto a cabo (o que me escucharon pacientemente día y noche hablando de lo mismo y lo mismo).