19.7.15

Días enteros con los ojos cerrados, Bogotá, Colombia, 2013 / Taller en Lugar a Dudas, Cali



 






Estuve en Colombia como por tres semanas. Las dos primeras, trabajamos intensamente en la exposición que fui invitada a hacer allá; la tercera semana visité Cali, donde hablé de mi trabajo a algunas personas y di un taller de dibujo. La brisa de Cali y su verdor son inigualables. Uno puede ir a bañarse a los ríos cercanos.

A veces pienso que tengo buena suerte encontrando a personas con las que trabajar. Por medio de la galería a la que fui invitada a exponer, contactamos a Larry, que fue un gran aliado para lograr la construcción de la instalación. Aún espero volver a verlo.

Fue en Colombia que comencé a dibujar  sin cerrar las formas. Puede que el primer dibujo que haya hecho con esa consciencia sea el que abre este post.  Tenía ya la semilla de curiosidad por la danza butoh, de Japón que habla del cuerpo-molde, un cuerpo abierto que puede ser vaciado y llenado por diferentes sustancias que lo mueven. Comencé a entender más profundamente que podía pensar en mi trabajo no sólo desde la dimensión intelectual sino desde una dimensión experiencial para la cual uso mi cuerpo.

Cómo existiría el dibujo en el espacio era una inquietud, también cómo interactuarían las personas con los papeles y formas. En ese espacio, líneas tridimensionales de metal que en sus extremos sostenían las imágenes que dibujé, delimitaban zonas a las que se podía ingresar. Había que girar para encontrar las imágenes, agacharse un poco, ocupar espacios algo reducidos junto con otra persona.



Serigrafías de una mano, impresas en un papel muy delgado, todas iguales, colocadas una tras otra en un riel, se movían un poco cuando alguien pasaba junto a ellas.

Así se sostenían los dibujos de las estructuras.
Junto con Laura Alderete hicimos tres videos que eran parte de la instalación, dialogaban con los dibujos y las estructuras de metal (aquí les muestro los stills). En el primer video, una persona dirige una pieza musical pero no escuchamos la música, sólo vemos cómo los movimientos cambiantes de sus manos nos hacen imaginar lo que podría estar sonando. El espacio entre sus brazos cobra densidad. En el segundo, una persona se cuelga y al balancearse, la percepción del espacio en torno a él cambia simplemente porque no vemos cómo se sujeta con las manos. En el tercer video, el aire mueve sutilmente el cabello de una persona.




En Cali, visité el ya legendario espacio de Lugar a Dudas. Compartí un poco de mi trabajo en una charla, dormí en “Esto no es un hotel” y di un taller llamado “Jugo de dibujo” (que ya había dado en México D.F., poco antes, junto a la gente del Cráter Invertido). Conocí un poco de cómo funciona este espacio gracias a Leandra Plaza y a Sally Mizrachi.


 
La visita de Leandra (en la ventana)