En 2012 hice La Mesa de Breton, una mesa triangular con preguntas diversas impresas en su superficie. Cada segmento de la mesa correspondía a una pregunta. El público se vinculó entre sí al conversar; se les sugirió escribir sobre la mesa la respuesta que le daba la persona con la que cada quien charlaba. La reducción del
ancho de la mesa, acercaba los cuerpos, a medida que las preguntas se hacían
más íntimas.
En esta nueva versión, los cuerpos no sólo se acercan entre sí sino que
cambian de postura, hacia el suelo. Se llama: “Cómo desaparecer una mesa”.
Las preguntas de los diez segmentos de la mesa son (de la parte más ancha a las más delgadita):
¿Qué pasa después de la muerte?
¿Qué es la abstracción?
¿Qué es un ser humano?
¿Cómo rediseñarías la manera de medir el tiempo?
Di todo lo que puedas acerca del amarillo.
¿Qué es un país?
¿Qué es esta mesa?
¿Que idea consideras realmente tuya?
Cuenta tus desdichas
¿Qué piensas de la persona que tienes enfrente ahora?
En el mismo espacio mostré también una serie de dibujos que tienen que ver con la experiencia de dialogar (en varios niveles, no sólo el conversacional).
Mesa con escritos de los visitantes. |
Mesa de centro bajo. Otra mesa para crear proximidades diferentes a las cotidianas. |
Por último, les dejo este hermoso texto que escribió Esthel Vogrig (coreógrafa) imaginando la exposición (desde México):