21.7.15

Primera parte: Unitierra, sede Oaxaca, México / Espacio Demostravivo / LARA (residencia en San Agustín Etla)

Mientras me encontraba en el apacible Centro de las Artes de San Agustín Etla en Oaxaca, la situación de este país entraba en una crisis aún más profunda de lo que podríamos haber imaginado. Desaparecidos ya los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero en el mes de septiembre, se sentía fuertemente el violento retorno del priísmo y sus políticas represoras. El Estado y el crimen organizado están aliados, es más nítido ahora que nunca. Fue difícil para mí lidiar con la esquizofrénica realidad. ¿Cómo continuar con lo que estaba haciendo como si nada estuviera pasando? Esta era la vista desde mi habitación:


Y esto era lo que sucedía en la ciudad:



Unos meses antes de mi viaje a Oaxaca, recordaba haber escuchado mencionar a Taniel Morales algo sobre un magnífico proyecto en esa ciudad (y en otras partes de México) llamado Universidad de la Tierra, Unitierra. Se trata de una organización y red de aprendizaje, estudio, reflexión y acción que permite vincular a más organizaciones que por diferentes medios buscan una manera de vivir autónoma. En este espacio se practica el aprendizaje libre. Aquí cito una parte de un documento en donde la Unitierra define sus líneas de pensamiento y acción:

La Unitierra nació ante las reacciones radicales contra la escuela que observamos en muchas comunidades indígenas y que fueron formalmente expresadas en 1997, en el Foro Indígena de Oaxaca, cuando los pueblos del Estado declararon públicamente: “La escuela ha sido el principal instrumento del Estado para destruir a los pueblos indígenas y sus culturas”. Se trataba del reconocimiento público de una verdad histórica: el sistema educativo mexicano, como el de muchos otros países, fue creado para “quitarles lo indio a los indios”.



Por eso creamos nuestra universidad, abierta a recibir a jóvenes sin diplomas, aunque  nunca hubieran asistido a la escuela, para aprender las habilidades de un oficio o campo de estudio como aprendices de alguien que las está ejerciendo –una partera, un abogado agrario, un geógrafo, una agricultora urbana, un constructor con adobe…  Le llamamos universidad para reírnos del sistema oficial y para reivindicar una vieja tradición de las primeras universidades: la de que un grupo de amigos aprenda y estudie juntos, alrededor de una mesa, no para obtener un diploma o avanzar en la pirámide educativa, sino por el mero placer de hacerlo, por la pasión que un tema de estudio les inspira.

En relación al aprendizaje libre, en 2014 conocí la ya vieja pero muy vigente propuesta de Ivan Illich (de quien se habló en el encuentro Entre Utopía y Desencanto, organizado por Sofía Olascoaga, aunque sólo pude ir a la última sesión). 

En resumen, muchas situaciones me llevaron a pensar en lo que ya puedo hacer desde mi labor como artista, vincularme con otros para cambiar silenciosa o ruidosamente las lógicas de vida que considero que nos constriñen.

Usando los recursos para la residencia, hice dos visitas a la Unitierra de Oaxaca. Durante la primera, simplemente estuve presente en sus actividades. Fue una grata experiencia conocer a Gustavo Esteva, quien aún entonces se encargaba en gran medida de la Unitierra, me abrió las puertas con toda generosidad. Asistí al seminario “Caminos de la Autonomía”, que desde hace doce años hacen todos los miércoles en la sede de la calle Azucenas. Luego fui conociendo a Erika, Elvia, Esther, Hutzin, Irene, Oscar, Patricia, los operadores de Radio Tlayuda (estación de radio de la Unitierra) y algunos visitantes extranjeros como Martin, Lizbeth, Roman y Clemente. 

Entrada de la Unitierra, sede de la ciudad de Oaxaca


Aquí estamos en el Espacio Demostravivo, en San Sebastián Tutla. Realizan todos los sábados un tequio. Ese día cocinamos en una estufa lorena que ellos mismos construyeron y cubrimos los muros de una habitación en construcción con bahareque. El tiempo pasa muy distinto aquí.

En el Espacio Demostravivo de San Sebastián Tutla
Mi cuaderno de notas del seminario de resistencia económica. Cada persona narró la historia de su familia (padres, abuelos y bisabuelos) desde la perspectiva económica y laboral. Fue increíble el panorama que logramos hacer observando cómo ha cambiado el mundo en torno a este tema en los útlimos cien años.